Por Ana Laura Pérez / Concierge by District & Co.
CADA VEZ MÁS CERCA DE SER UN SIMBOLO DE LA IDENTIDAD NACIONAL
Con su particular color azulado, el Larimar se ha convertido en un símbolo de identidad nacional para la República Dominicana, llegando a ser la segunda piedra más característica de nuestro país.
Se trata de una variedad mineral de pectolita que suele encontrarse coloreada de tonalidades verdes, azules y turquesas, siendo esta última su variedad más preciada. El color constituye un aspecto crítico de esta piedra semipreciosa, puesto que es el aspecto que la transforma de un simple mineral carente de valor estético en su variedad más común, la blanca, a un preciado objeto de joyería cuando aparece con una simple variación de tonalidades. Cuanto más intenso y uniforme sea el color de la piedra mayor será su valoración.
Además de su particular coloración, otras propiedades del Larimar son su brillantez no metática y su apariencia opaca, puesto que la luz no pasa a través de ella.
Los yacimientos más importantes de Larimar se encuentran en la localidad de Los Checheses, en Barahona, y los recursos que de allí se extraen se están comercializando solamente desde el año 1974 cuando los primeros industriales empezaron a procesar y mercadear las variedades más atractivas.
En la actualidad, y gracias a la creciente popularidad de esta piedra a niveles internacionales, se ha desatado la creatividad de los artesanos y en el mercado se pueden encontrar diseños de joyería realmente espectaculares, lo que resultará en una apreciación cada vez mayor de este mineral autóctono de nuestras tierras.