Redacción y Fotos: Maricha Martínez Sosa · Publicado el: 19/12/2013.
Cuando lo artesanal se mezcla con lo exquisito
Me he auto-bautizado como catadora de dulces pues mi gusto por estas delicias y mi aguda percepción tanto de sabores como texturas me permiten distinguir bastante bien cuales postres son de 'muerte lenta'.
Este artículo va dedicado a uno de los grandes tesoros gastronómicos que se esconde en la comunidad de "Quijá Quieta" de la provincia de Peravia, región sur de la República Dominicana: La Plaza del Maíz.
Este pequeño establecimiento o "chiringuito" trabaja el maíz en sus distintas aplicaciones: mazorcas hervidas, arepas, arepitas fritas, tortas y majaretes. Todos están muy ricos, pero con el último hay que hacer un punto y aparte.
Los majaretes de este lugar son los mejores que he probado en mi vida entera. Si, sé que estas son palabras mayúsculas pero no exagero al decir que son una auténtica delicia dignas de chuparse los dedos.
Llegar allí es muy fácil. Tomas desde el pueblo de Baní la carretera que te lleva a Palmar de Ocoa y unas cuantas comunidades después de "El Sombrero" y algunas antes de "Villa Fundación" verás un montón de vehículos parados a la derecha. Allí de detines y compras estas maravillas artesanales.
Los majaretes los venden fríos o calientes, con o sin canela, pero todos igualmente sabrosos. Las arepas las hay dulces y saladas, con la peculiaridad de que son hechas por una alegre viejita en el anafe, por lo que guardan ese tradicional y distintivo sabor.
Yo he sabido alargar rutas y desviarme totalmente para poder hacer esa parada estratégica por lo que me atrevo a recomendar con ojos cerrados que la próxima vez que pases por allí, te detengas a disfrutar el mejor majarete de la República Dominicana.