Redactado por: Queenie Ho.
UNA HISTORIA REAL: ESTUDIÉ EL PROGRAMA DEL QUE ME ENAMORÉ
Al principio ¡todo era encantador! Estaba viviendo sola en South Beach, con un compañero de piso, pero bueno, sin "supervisión de adultos". Estaba estudiando en la escuela a la que hacía tantos años quería ir. Estaba conociendo gente nueva, tenía una playa a 5 minutos de distancia (literalmente)...
Los primeros meses me emocionaba con casi todo, que podían llevar perros a la escuela, que los perros podían entrar a las clases. Todas las semanas teníamos invitados especiales, entre directores creativos, escritores, ejecutivos de cuenta y demás. Estos invitados iban a la escuela a dar una charla sobre lo que hacían y a mostrarnos sus nuevos y exitantes proyectos, aparte de eso impartían una clase de una semana a estudiantes mayores, entre los cuales eventualmente estaría yo.
A los "novatos" nos tocaba tomar clases básicas, Photoshop, InDesign, así sucesivamente. Pensándolo ahora, creo que debí de haber tomado los exámenes para exhonerar esas clases y haber podido aprovechar mi tiempo mejor. Aparte de eso, tuvimos clases más conceptuales como Brainstorming, User Experience e Interactive Concepting.
Tuve momentos tortuosos, en los que aparte de amanecida, cansada y con hambre, tenía que ejecutar una fotografía perfecta de una botella de cerveza. Creanme, eso de fotografía comercial en APEC, no se compara con la mojiganga en la que me puso Darrel, nuestro profesor de fotografía. Ahora, aprendí perfectamente a preparar una botella de cerveza para un photo shoot (aunque de momento, tal vez tenga que esforzar un poco mi cerebro para acordarme) entre limpiar la botella, ponerle su "maquillaje", preparar la mesa de luz y recortar el reflector de la forma y el tamaño adecuado para que la botella tuviera un "glow". ¡MI MADRE! Me duele la cabeza de solo acordarme... Invertí muchas horas en el estudio de fotografía de la escuela, y al final tuve que dedicarle más de 4 horas de retoque a la botella de la porra, porque lo admito, me fue imposible ejecutar la foto perfecta. Pero al final, nadie se percató de todo el photoshop que tenía y yo tampoco lo iba a admitir.
Sin lugar a dudas uno de los highlight de este año, fueron las mencionadas clases con los invitados especiales. Tengo que empezar por contarles cómo eran: todas las semanas teníamos un invitado diferente, lease, todas las semanas teníamos un profesor distinto. Con cada profesor teníamos 2 clases, una los lunes y otra los miércoles. Antes de la primera clase, idealmente el viernes anterior, recibíamos un brief con la asignación del profesor, al cual teníamos que presentarle el proyecto avanzado en la primera clase (el lunes). Luego ésta, en la que cada dupla presentaba su concepto/campaña/diseños/soluciones, se tomaban las críticas del profesor y se aplicaban al proyecto, para el miércoles presentarlo terminado completamente y listo para evaluar. No sólo teníamos un profesor distinto, sino que también cambiábamos de pareja de trabajo todas las semanas (esto era mandatorio), por lo tanto, no nos daba tiempo para adaptarnos a las mañas de cada compañero.
En fin, con estas fabulosas clases de invitados especiales, que no sólo tuve por un trimestre, sino ¡por dos! perdí muchos de mis fines de semanas, y tuve noches interminables, en las que mi compañero de piso y yo nos turnamos para tomar siestas y despertar al otro para seguir trabajando. Muchas veces me irritaba con el sistema de esas clases, pues sentía que realmente no teníamos el tiempo de desarrollar un concepto que nos gustara como debería de ser, y aparte de eso, perdíamos un montón de tiempo ejecutando otras cosas que realmente no nos interesaban. Pero así es la vida. Con lo pesado y todo que fue esta etapa, tuvimos la oportunidad de conocer personas con quienes, estando a nuestro nivel, no hubieramos tenido el honor de interactuar y/o aprender de.
En fin, como todo, este primer año tuvo sus altas y sus bajas. Me hubiera gustado haber tenido más tiempo de "entrenamiento" en otras cosas aparte de clases de tipografía y de diseño, o que las clases de diseño, realmente fueran de diseño, pero esto era lo que ofrecía la escuela, y tenía que sacarle el provecho que pudiera. Ya que en mi segundo año ya no tendría eso.
¡La historia está incompleta!
Como el artículo resultaba largo está redactado a modo de trilogía. Si quieres saber cómo inicia y continúa la historia te invitamos a visitar la Parte I y a que esperes la Parte III de esta experiencia.
¿Quién nos escribe?
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