Foto: Roland Liebetrau.
El pasado 15 de enero inició oficialmente la temporada de ballenas jorobadas, la cual se extiende hasta el 30 de marzo de cada año. En estos dos meses y medio los inmensos cetáceos del Océano Atlántico Norte llegan al territorio dominicano con un fin específico: buscar pareja, aparearse y parir en nuestras templadas y protegidas aguas, en las que se garantiza el fortalecimiento de la cría.
El 5 de Septiembre de 1996 fue inaugurado Museo Mundo de Ambar, institución privada que nació como iniciativa de Jorge Caridad, una de las primeras personas en la República Dominicana en dedicarse ha trabajar en la elaboración de joyería a partir del ámbar y el larimar. Allí, a través de la exhibición de piezas, diagramas, elementos audio visuales y análisis microscópicos se van presentando a los visitantes los fascinantes secretos de este curioso producto de la naturaleza.
La artesanía, al igual que las artes, propone a quien las realiza el abordaje de problemas y desafíos de manera creativa, mientras estimula el desarrollo integral del cerebro al hacer uso de aptitudes que suelen quedar en segundo plano en las disciplinas ‘más racionales’.
Es bien sabido que el campesino dominicano es víctima de múltiples carencias sociales y que, entre estas, la falta de fuentes de empleo y de posibilidades de adquirir capital sobresalen entre las principales causas de su estancamiento. Por ello, muchas personas basan su economía en la confianza que desde fuera llegarán las esperadas remesas y en la agricultura de subsistencia. Esta última, junto a los cultivos de ciclo corto, suele conllevar la explotación indiscriminada de los suelos y el deterioro inconsciente de áreas de alto valor para el equilibrio ecológico. Al ver que las opciones de crecimiento ‘en casa’ son más bien limitadas, por no decir imposibles, se despierta también la deserción del campo, producto de las oleadas de emigración hacia las grandes ciudades tanto del propio país como del extranjero.
Foto: Danny Lantigua de la Rosa / ConexionRD
En el pueblo de Cabeza de Toro -provincia de La Altagracia- encontramos la Laguna Bávaro, un espacio natural que por sus privilegiadas características e invaluable biodiversidad fue elevada a la categoría de área protegida y Refugio de Vida Silvestre de la República Dominicana.
Foto: Maricha Martínez Sosa.
Samaná es una de esas pequeñas joyas multiculturales dentro de la República Dominicana que con su transcurrir histórico resultó en una inigualable mezcla. Una de las más peculiares características de esta provincia es el resultado de la política poblacional llevada a cabo por Jean Pierre Boyer en los tiempos de la ocupación haitiana, hacia 1824.En esta se permitió la entrada al país de negros libertos norteamericanos y de las Antillas Menores. Los más de 6,000 inmigrantes se asentaron en su mayoría en la zona de Samaná y no sólo importaron el habla, religión, usos y costumbres de su tierra natal, sino que ejercieron una importante influencia en la recomposición tanto étnica como cultural de la península.
Buscando apoyar el desarrollo de proveedores rurales, pequeños y medianos empresarios y con el objetivo de potencializar el valor de sus productos abriendo canales de comercialización masiva en grandes cadenas de supermercado el Centro Cuesta Nacional (CCN) presentó “Corazón Dominicano”.
En el Distrito de Estero Hondo, de Villa Isabela, Puerto Plata encontramos uno de los más antiguos inquilinos de las tierras caribeñas que, desde hace siglos, busca en nuestras aguas alimento y protección.
Dicen que la vida es una aventura, pero muchas veces la monotonía en la que nos vemos sumergidos logra hacernos sentir cualquier cosa menos adrenalina. Y es que sin querer -y hasta sin darnos cuenta- acabamos encarcelados entre las largas horas de trabajo, los estresantes ritmos laborales o académicos y la incesante necesidad de hacer más cosas, con mejor calidad y en menor tiempo.
Porfirio Mercado -mejor conocido como Cufa- y su esposa María Luna establecieron hacia 1918 una hacienda que ocupaba unas 20 tareas y que en su mayoría eran utilizadas para la siembra del café. Los tiempos cambiaron, los retos de la industria y sus demandas también y las agradecidas tierras de este perímetro no sólo sufrieron un relevo generacional, sino de tipo de cosecha.
