Por Virginia López

A DÓNDE IR, QUÉ HACER Y CÓMO MOVERSE EN ESTA INCREÍBLE CIUDAD

Es importante que sepas que esta es la segunda parte de la historia, si quieres saber qué nos llevó tan lejos, debes leer la primera parte en Mochileros en Marruecos. Estabamos realizando un sueño, habíamos llegado a Marruecos, impresionadas por el cambio cultural nos dejamos embobar y los tiguerasos nos dieron un tumbe, pero eso no nos desanimó y seguimos el recorrido.

 

Pasamos por El Zoco de Marrakech, un laberinto de callejuelas llenas de puestos y tenderetes donde los marroquíes hacen sus compras y donde los tenderos intentan hacer su “agosto” con los turistas. Para mi que es la meca del regateo y ¡si no regateas lo que compras, no has comprado en Marrakesh!

Saliendo de la plaza, vimos el Palacio Bahia, una de las obras arquitectónicas más importantes de la ciudad. Fue construído a finales del siglo XIX con el objetivo de ser el palacio más impresionante de todos los tiempos y su nombre significa “el bello” o “la bella”.

Más adelante, nos topamos con el palacio Badi (Palais El Badii) fue construido a finales del siglo XVI por el sultán Ahmed al-Mansour para conmemorar la derrota de los portugueses en Wed al Makhazín (la Batalla de los Tres Reyes). Actualmente se encuentra totalmente en ruinas, pero sus pasadizos y jardines, nos dan una idea de que tan majestuoso fue.

Vimos, desde afuera, pues está prohibida la entrada a los no musulmanes, La Mezquita Koutoubia, la más importante de Marrakech y una de las mayores del mundo islámico cuando finalizó su construcción en 1158. Su nombre, que significa “mezquita de los libreros”, se debe a los numerosos puestos de libros que la rodeaban en sus primeros tiempos. ¡Es simplemente impresionante!

Llegamos al centro, muy fácil de recorrer: varias tiendas de marcas, muchas tiendas para turistas, restaurantes y cafés. La parte nueva de la ciudad de Marrakech queda representada en las grandes avenidas Mohamed V y Mohamed VI. Gueliz, como le llaman, es la zona elegida para vivir por la mayoría de los extranjeros residentes allí. Decidimos pasar la tarde en una terraza al aire libre y descubrimos que los marroquíes no son muy aficionados a beber alcohol, y esto es debido a que su religión no se lo permite.
Legalmente, está permitido vender, comprar y beber alcohol en Marruecos, pero no mostrarlo; lo que si abunda es un rico té verde con menta, ¡que se bebe hasta en el desayuno! Se suele tomar té cinco o seis veces al día, servido con la l’barrade: una especie de tetera de acero inoxidable empleado para vertir el té en los vasos que suelen hacer juego.

Llegamos al hostal rendidas, esperamos turnos para asearnos y nos dormimos casi de inmediatamente del cansancio que teníamos. Por ahí por las 4am nos levantamos muertas del susto al escuchar a un volumen altísimo una especie de lamentos, en idioma que no entendíamos y que al parecer venían de unas bocinas.

La aventura continúa, en la parte tres de este “Mochileros en Marruecos” descubriremos qué eran esos extraños lamentos, qué comer y como mimarte hasta sentirte parte de la realeza.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí