Siempre hay algo que hacer en Santo Domingo, incluso cuando lo que se desee sea sentarse por dos horas frente a una pantalla buscando evasión, reflexión o simplemente diversión.
Si bien las salas de cine fueron desapareciendo en pos de los multicinemas en los centros comerciales, todavía persisten algunos esfuerzos más modestos en transmitir cultura a través del celuloide.
Ciudad primada de América, cuna de la civilización del nuevo mundo, modelo primigenio que luego vino a repetirse en el resto del continente, hogar del primer modelo de universidad europea establecido en 1538 por el papa Paulo III, sede del primer cabildo del nuevo mundo, hogar de un millón 403 mil habitantes (según el censo de 2014)… Muchos conceptos para hablar del mismo lugar que, evocando a Pedro Mir, se halla ubicado “en un inverosímil archipiélago de azúcar y de alcohol” o como le escribió Arístides Incháustegui, el “crisol de razas y utopías, tierra de glorias y agonías”.