En las universidades, son muchos los estudiantes que se plantean seriamente hacer un cambio de carrera, en relación con aquella que escogieron inicialmente. Ese es un proceso que suele generar estrés a nivel personal y familiar, especialmente si es la familia del joven la que costea los estudios.

Ante ese cuestionamiento lo primero que se recomienda es visitar el Departamento de Orientación de tu institución en busca de asesoría por parte de un especialista del área, la razón es simple: ellos cuentan con conocimiento, experiencia y objetividad para ofrecer un consejo que sea de tu beneficio.

En lo que se toma la decisión de buscar apoyo, se recomienda hacer un sencillo análisis personal que posiblemente arroje luz y despeje muchas dudas.

  1. En la mejor compañía: tú mismo y con herramientas «out», pero funcionales, lápiz y papel o, si lo prefieres, en un dispositivo electrónico, dibuja 4 columnas e incluyen en cada una la siguiente información:
  • Columna 1: Ventajas de continuar estudiando la carrera actual
  • Columna 2: Desventajas de continuar estudiando la carrera actual
  • Columna 3: Ventajas de cambiar a otra carrera que me interesa
  • Columna 4: Desventajas de cambiar a otra carrera que me interesa

Tu decisión debe dirigirse a la opción en la que las ventajas superen a las desventajas.

  1. Da una mirada al futuro, piénsate unos 5 a 10 años hacia delante, y visualízate ejerciendo la profesión elegida. ¿Lo que «ves» te hace sentir bien, emocionado, ilusionado? o lo que «ves» te genera disgusto, insatisfacción y frases autodirigidas como: «esto no es lo mío» y «no puedo vivir así»… Tus sentimientos te indicarán claramente la elección conveniente, así que ponte en sintonía con ellos.
  2. ¿Tienes las capacidades, habilidades, destrezas, para desarrollarte positivamente en ese campo profesional? Piensa en tus fortalezas personales, de salud, sociales y económicas pues ellas servirán para aumentar tus probabilidades de éxito. Cuídate de no caer en el error de estos casos:
  • «Si veo sangre me mareo, aún así estudiaré enfermería».
  • «No tengo dinero y la carrera es muy costosa, pero sigo en ella».
  • «Los números no son lo mío, a pesar de eso seré economista».
  • «Las pantallas me hacen daño y me producen jaqueca, sin embargo, seguiré en el área de la tecnología».
  • «No me gusta esa área, pero eso es lo que mi familia quiere que estudie».
  • «La carrera elegida solo se ofrece en un lugar lejano y en el que mis posibilidades de alojamiento y manutención son mínimas, aún así lo estudiaré».

Al terminar este análisis, si lo haces siendo honesto contigo mismo, deberás tener una visión más clara sobre la decisión a tomar. Además, estas respuestas servirán de  base para que la asesoría y el apoyo del orientador se fundamenten en tu realidad y no en la carrera de la tradición o de la tendencia dominante.

Recuerda ¡es tu vida y debes vivirla plena y felizmente!

 

Texto: Lucy Sosa, Psicóloga Orientadora.  Artículo originalmente creado por Umami.do para remolacha.net

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