¿A quién no le gusta degustar un plato nuevo, exquisito y sabroso? Sin equivocarme, a todos los humanos les apetece saborear nuevos platillos, conocer restaurantes “fancys” un domingo por la tarde e incluso ir a endulzar su paladar después de un largo día de trabajo.
Sea dulce o salado, las personas les resulta ameno saborear ingredientes que en su punto perfecto de cocción se combinan para crear un platillo diferente, único y especial.
Algunos comensales cambian ingredientes o eliminan combinaciones porque son intolerantes, no les agrada o no les apetece comer mariscos, carnes o ensaladas, sea cual sea tu caso, me tomo el atrevimiento de asegurar que “comer es el sinónimo de la felicidad”.
Por ahí dicen barriga llena, corazón contento; y creo que tienen toda la razón. Es por eso que SDQ Gastronómico llega todos los años a conquistar los paladares de la sociedad dominicana, quien con RD$1,200 puede elegir una entrada, plato fuerte y un postre en 80 restaurantes y conocer las cocinas con su culinaria característica que inundan las calles de Santo Domingo.
“Restaurant Week”, es la representación de siete días para visitar locales italianos, españoles, franceses e incluso dominicanos que se unen para ofrecer al cliente un menú especial diseñado para el evento.
En este caso fui a Giulia Cucina y esta fue mi experiencia:
El restaurante tiene un ambiente musical ameno y agradable; la atención al cliente es atenta, amable y servicial con una buena carta de vinos que te alegra la vida. Tres elementos que se combinaron en perfecta sincronía para hacer sentir al cliente como en casa.
¡Ay, la comida!
¿Qué decir de un menú italiano? Crujiente, picante y dulce con un toque amargo.
Para calentar los motores gustativos ordené «Focaccia con porchetta, sin cebolla caramelizada y con queso manchego». ¡Sabroso! Un plato típico de Roma que es tradicional, consistente y muy, muy rico. El platillo lleva ingredientes frescos hechos al horno y servido a temperatura ambiente.
En el segundo tiempo, «Trofie al tartufo caccio peppe» fue el plato que adornó mi mesa, y para mi sorpresa, no es más ni menos que una pasta con pimienta. ¡Condimentado! Es un plato picante, se aleja de las personas intolerantes al picante.
Pero la parte más emocionante fue el postre. ¡Infortunada! Me quedé con ganas de un bizcocho de limón, ¡se había agotado!, sin embargo, degusté un cheesecake de fresa con mermelada de caramelo.
Los comensales somos exigentes pero la experiencia sirve para dos cosas. La primera, para tener un viaje gastronómico a bajo costo. La segunda, para pasar un rato ameno entre amigos.
Con una copa de vino Leira en manos, si tuviera que definir la experiencia en una sola palabra sería: variopinto.
Anímate a visitar el local y cuéntame qué te pareció.