Esta temporada fui nuevamente a ver las ballenas jorobadas, es mi séptima vez y, aunque hay gente que no se siente atraída por esta actividad de contemplación natural, he de confesar que continúo sintiendo la misma emoción infantil de la primera vez. Estos inmensos cetáceos, que comparten conmigo el lugar de nacimiento, vienen cada año entre enero y marzo a las cálidas y seguras aguas de la República Dominicana.
Santo Domingo, capital de la República Dominicana, primada de América, Patrimonio de la Humanidad, ciudad más poblada del Caribe… Mucho podríamos decir sobre cómo se siente el vivir en el corazón de este pedacito de isla, como en todo hay pros y contras. Así como habrá quienes la amen, habrá quienes la odien y también habrá quienes ni se percaten de todo lo que tienen a su alcance. Nosotros en este artículo hemos querido concentrarnos en lo positivo de vivir en esta pequeña gran ciudad así que, sin más preámbulo te presentamos: las 6 principales ventajas de vivir en Santo Domingo, según Quemashago.com
Hay destinos que, como dice el título de este artículo, son solo para amantes de la naturaleza. Los demás, los que no aprecian sus maravillas y se dejan impresionar por sus encantos, probablemente se aburrirían por el silencio, por lo inmaculado del entorno y por la poca o nula presencia de "avances". Ese es precisamente el encanto que le encontramos a estos seis destinos que la República Dominicana tiene para ti:
La devoción por la Virgen de la Altagracia no es nueva en la República Dominicana. Esta tradición, cuya herencia data desde antes de el siglo XVII, está tan arraigada que ha llegado a bautizarse a esta figura religiosa como “madre espiritual del pueblo dominicano".
Durante mi primera visita exploratoria a Dajabón quedé gratamente sorprendida al descubrir el Monumento a los Héroes de la Restauración en Capotillo. Jamás había escuchado hablar de este complejo monumental (y si alguna vez lo hice fue del todo borrado de mi memoria). Quizá por ello me impactó tanto la imponencia de esta propuesta arquitectónica.
Abrazada constantemente por el salitre del mar Caribe encontramos una curiosa edificación que rinde homenaje a uno de los primeros defensores de los derechos humanos en las Américas: Fray Antón de Montesinos.